BIENVENIDOS!

Venecia es una ciudad muy cercana a la ensoñación. Recorrerla de noche es entrar en un mundo de tenues luces y misterio. El caminante ensaya una constante sorpresa al recorrer sus laberintos. Diseñando, descubriendo recorridos en una infinita combinación de pasos. Vale la pena jugar a perderse. Porque perderse es encontrarse. Podría decirse que su juego se acerca al juego de la vida. Hoy, sábado 8 de Noviembre de 2.008 comienzo a generar trazos, huellas en este blog. Pronto podré subir poesías (propias, ajenas y apropiadas), imágenes, cuentos, humor, información sobre teatro. Y buenas sorpresas. LOS INVITO A PERDERSE EN ESTE BLOG.

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DEPENDENCIA DEBIDA


La carta del Tarot de Marsella sugiere en El Diablo, entre otras cualidades y en su necesaria lectura que trasciendo lo bueno y lo malo, que los personajes que sostienen al príncipe muestran una esclavitud autoimpuesta. No necesitan cadenas para servir, ellos se entregan a esta otra voluntad.
Tal vez sea este ejemplo el que impera en nuestro mundo, sociedad, cultura, donde somos generados y generamos distintas dependencias. Los padres que imponen a su hijos el depender, tantas veces por una declaración de amor, pero que los limita en su crecimiento y en sus elecciones. Luego, estos mismos hijos serán los que quieran decidir por los padres, que ya están viejos. Nos cuesta preguntarnos por qué hacemos lo que hacemos, por qué se ha hecho carne. Nuestros cuerpos son enseñados en el depender, en el hogar, en la escuela, en el trabajo. Padres, maestros, médicos, y tantos otros poderes que dejan huellas en nosotros, intervienen ejerciendo un fuerte ejercicio de tutela que de a poco, pero con constancia, va reduciendo la propia elección y el desarrollo de la autonomía. Si revisamos tantas de nuestras acciones nos daremos cuenta que poco acompañamos el crecimiento de los otros y mucho intervenimos considerando que debemos decidir por los otros. Y que es un derecho que asiste, frente a la ignorancia del otro, la desprotección,  el error, etc. Las raíces de esta construcción pueden seguramente rastrearse en la niñez y las interacciones que establecemos con quienes si bien les pedimos crecer y comportarse como un grande, sancionamos cuando quiere asumir la posibilidad de decidir, aunque sea para encontrarse con el error como parte de su aprendizaje. Poco acompañamos, mucho arrasamos. Y son esas dependencias trasladadas seguramente a la necesidad de distintas figuras políticas de las cuales depender. Con cero crítica y una libertad cada vez más raída. Muchas veces cómodos, como niños sobreprotegidos, adolescentes casi eternos o adultos tarados. Entre todos podemos asegurar la dependencia debida. Solo sentirse libre, puede liberar a otros. ¿Cómo sentirse libre?